viernes, 29 de febrero de 2008

CANONICEMOS A LAS PUTAS

Santoral del sábado: Bety, Lola, Margot,
vírgenes perpetuas, reconstruidas,
mártires provisorias llenas de gracia,
manantiales de generosidad.

Das el placer, oh puta redentora del mundo,
y nada pides a cambio sino unas monedas miserables.
No exiges ser amada, respetada, atendida,
as reconvenciones y los celos.
No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación;
no chupas la sangre ni el tiempo;
eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores,
escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas.
Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.

No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta;
anticipas tu precio, te enseñas;
no discriminas a los viejos,
a los criminales, a los tontos, a los de otro color;
soportas las agresiones del orgullo,
as asechanzas de los enfermos;
alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos,
complaces a los hartos,
encuentras la fórmula de los desencantados.
Eres la confidente del borracho,
el refugio del perseguido,
el lecho del que no tiene reposo.

Has educado tu boca y tus manos,
tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu alma.
Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte.
Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido,
dócil a las maneras del amor.

Eres la libertad y el equilibrio;
no sujetas ni detienes a nadie;
no sometes a los recuerdos ni a la espera.
Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.

En el lugar en que oficias a la verdad y a la belleza de la vida,
ya sea el burdel elegante,
la casa discreta o el camastro de la pobreza,
eres lo mismo que una lámpara y un vaso de agua y un pan.

Oh puta amiga, amante, amada,
recodo de este día de siempre,
te reconozco, te canonizo a un lado
de los hipócritas y los perversos,
te doy todo mi dinero, te corono como hojas de yerba
y me dispongo a aprender de ti todo el tiempo.

JAIME SABINES

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

que grata forma de calmar la culpa también de quien hacemos uso de las putas y de quienes las volvemos putas, por que en común acuerdo nos entendemos y refugiamos en ellas.